CÉLULA VEGETAL
Las células adultas de las plantas se distinguen por algunos rasgos de otras células eucariotas, como las células típicas de los animales o las de los hongos, por lo que son descritas a menudo de manera específica. La «célula vegetal» suele describirse con los rasgos de una célula del parénquima asimilador de una planta vascular; pero sus características no pueden generalizarse sin más al resto de las células, meristemáticas o adultas, de una planta, y menos aún a las de los muy diversos organismos llamados imprecisamente vegetales.
PERTINENCIA DEL CONCEPTO
En la descripción de las células eucarióticas, es tradicional hacer la distinción entre la «célula animal» y la «célula vegetal». Se basa en conceptos superados de la clasificación de los seres vivos, así como en una concepción tipologista de la realidad. Actualmente el significado de «animal» se ha visto circunscrito, a la vez que el concepto de vegetal ha perdido prácticamente cualquier valor descriptivo. La estructura típica de las células de los grupos biológicos que han sido considerados vegetales, enteramente o en parte, es diversísima. Se trata de los hongos verdaderos (reino Fungi), de las plantas terrestres (reino Plantae, s.s.) y sus parientes talofitos, algas rojas y verdes (Plantae, s.l.), o las de los muy diversos grupos de protistas.
Lo cierto es que las células adultas de las plantas terrestres, que trata de describir este artículo, presentan rasgos comunes, convergentes, con las de otros organismos sésiles, fijos al sustrato, o pasivos, propios del plancton, de alimentación osmótrofa, por absorción, como es el caso de los hongos, pseudohongos y de muchas algas. Esos rasgos comunes se han desarrollado independientemente a partir de protistas unicelulares fagótrofos desnudos (sin pared celular). Todos los eucariontes osmótrofos tienden a basar su solidez, sobre todo cuando alcanzan la pluricelularidad, en la turgencia, que logran gracias al desarrollo de paredes celulares, resistentes a la tensión, en combinación con la presión osmótica del proptoplasma, la célula viva. Así las paredes celulares son comunes a los hongos, y protistas de modo de vida equivalente, que se alimentan por absorción osmótica de sustancias orgánicas, y a las plantas y algas, que toman disueltas del medio sales minerales y realizan la fotosíntesis.Y también cabe objetar que no tienen centriolos en su interior ya que es solo perteneciente a las células animales
PARED CELULAR
Se distinguen una lámina media, una pared primaria y una secundaria, que se desarrollan en forma secuencial y difieren por su composición y disposición de microfibrillas de celulosa en capas alternadas (esta distribución le confiere menos flexibilidad y elasticidad). Además, intercalado en el tramo celulósico de la pared secundaria se encuentra lignina, que le otorga mayor resistencia a la presión. También se puede hallar pectina.
La pared secundaria está formada por microfibrillas de celulosa dispuestas de manera ordenada, con una estructura más densa que la pared primaria. No permite el crecimiento de la célula, solamente aumenta su espesor por aposición, es decir, por depósito de microfibrillas de celulosa. Generalmente presenta tres capas, aunque pueden ser más. Cuando existe pared celular secundaria, el contenido celular desaparece, quedando en su lugar un hueco denominado lúmen celular. Por eso, todas las células con pared secundaria son células muertas.
La pared celular primaria presenta campos de puntuación simple; la secundaria puntuaciones o punteaduras.
CITOPLASMA
El citoplasma está compuesto por el hialoplasma o citosol, disolución acuosa de moléculas orgánicas e iones, y los orgánulos citoplasmáticos, como los plastos, mitocondrias, ribosomas, aparato de Golgi, retículo endoplasmático y vacuolas. En las células meristemáticas (células indiferenciadas), las membranas del retículo endoplásmico son relativamente escasas y están enmascaradas por los numerosos ribosomas que llenan el citosol. El gran desarrollo del retículo endoplásmico durante la diferenciación celular se relaciona con la intensa hidratación que experimenta el citoplasma. Este proceso da lugar a enormes vacuolas que se llenan de líquido que se suelen unir entre sí. Como resultado, el citosol en ocasiones queda reducido a una fina capa debajo de la membrana plasmática.
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